Blog
TODO SOBRE BODEGA ESLAVA
Paraje de Guezari, un vino de garnacha de montaña
¡Ya está aquí Paraje de Guezari! Un vino que nos hace especial ilusión presentar al ser el primero con marca propia de Bodega Eslava. Se trata de un vino que concentra nuestra apuesta por el territorio Eslava, además de toda la experiencia y el amor por la viña que se ha transmitido de generación en generación, desde los inicios de la bodega.
Paraje de Guezari es también una apuesta por la garnacha, variedad original de la Baja Montaña navarra y la uva que reina en Bodega Eslava desde nuestros orígenes. De esta apuesta ha nacido un vino auténtico de garnacha de montaña que consigue expresar a la perfección el paisaje de monte bajo que rodea al viñedo. Hemos creado un vino de paraje que tiene su origen en dos pequeñas parcelas situadas en un alto de suelo saso denominado Guezari.
¿Cómo ha sido el proceso? ¿Cómo se elabora Paraje de Guezari? ¡Os lo contamos!

Proceso de elaboración de Paraje de Guezari
La vendimia de la primera añada (2021) se llevó a cabo en una jornada intensa pero fructífera. Tras la recogida, las uvas se llevan prácticamente enteras a depósitos de hormigón de más de 80 años, donde tiene lugar la fermentación alcohólica. Se trata de un proceso lento pero necesario con el que conseguimos que la garnacha exprese esos aromas de vegetación de monte bajo de los que se ha impregnado. En estos depósitos, la uva está unos 20 días y después el vino pasa a barrica, donde tiene lugar la fermentación maloláctica*.
Las barricas que utilizamos en Bodega Eslava son barricas de roble francés con más de seis usos. Dejando reposar el vino en ellas, buscamos estructurar la boca respetando todas esas notas que evocan al entorno de la Baja Montaña navarra. El vino pasa cuatro meses en barrica para, después, volver a depósito de hormigón donde suma un mes más de crianza.
Así nace Paraje de Guezari, un vino con carácter que cuenta las singularidades propias de un entorno privilegiado.






*La fermentación maloláctica es un paso fundamental en la elaboración de vino tinto, influyendo directamente en su sabor y textura. Se trata de un proceso químico natural que convierte los ácidos málicos, que otorgan un sabor muy fuerte al vino, en ácidos lácticos, rebajando la acidez y dando lugar a vinos más equilibrados y agradables al paladar.
