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La primavera desata el lloro de la vid en Bodega Eslava
Pequeñas gotas han empezado a brotar de las cepas. Es la savia, que empieza a circular por la planta tras varios meses de reposo invernal. No hay duda, el lloro de la vid nos avisa de que la primavera ha llegado a Bodega Eslava.
Damos comienzo a la época del año en la que vuelve el buen tiempo, tenemos más horas de luz, la tierra se reactiva. Ahí está la clave del famoso lloro de la vid; la subida de las temperaturas calientan el terruño y las plantas se renuevan por dentro. Este fenómeno suele durar entre una semana y diez días si contamos desde que la savia empieza a circular por la cepa hasta que se produce la cicatrización de sus cortes. El clima es nuestro gran aliado durante este proceso.
El lloro de la vid puede durar entre 7 y 10 días y se estima que se pueden derramar hasta cinco litros por cepa
¿Por qué se produce el lloro de la vid?
¿Por qué se produce el lloro de la vid?
Como hemos dicho, con la llegada de la primavera, las temperaturas comienzan a subir y poco a poco empiezan a templar el entorno. Cuando la temperatura del suelo alcanza los diez grados, la savia comienza a recorrer la cepa de nuevo y asciende hasta escapar a través de los cortes hechos a conciencia durante las labores de poda. Es entonces cuando vemos aparecer esas gotas que nos avisan de que la planta ha despertado, vuelve a estar activa y se prepara para los próximos meses de actividad.
Después de unos días, los cortes de la planta cicatrizarán mediante un proceso de bacterias naturales y las yemas comenzarán a hincharse para, más adelante, dar paso a los primeros brotes.
Primavera, la estación de la foliación y la brotación en la viña
Primavera, la estación de la foliación y la brotación en la viña
Entre el lloro de la vid y la floración, hay una etapa intermedia en la que empiezan a crecer las hojas en la planta. Es la fase de foliación. Lejos de ser solo un paso más del proceso, la foliación es fundamental para el correcto desarrollo del fruto. Las hojas son una parte vital, ya que alimentan a la planta llevando a cabo las funciones principales: la transpiración, la respiración y la fotosíntesis. Ahí se forman las moléculas de los ácidos y azúcares que se acumularán en el grano y condicionarán el sabor de nuestra garnacha.
Semanas después del brote de las hojas y la aparición de los racimos, tendrá lugar la floración, momento en el que aparecerán las flores de las que, tras el cuajado, nacerán los granos de uva. Pero para eso todavía tendremos que esperar un poco.